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Mostrando entradas de agosto, 2015

DECEPCIÓN (2002)

No es difícil verse en Salitre Plaza apuntando con un arma a todo lo que se mueva. Juro por Dios que jamás había sentido tal felicidad como la de ese día. Pero d éjenme comenzar desde el principio. Solo sé narrar así. Mi cuerpo es un maldito reloj at ómico; se programa para funcionar desde las seis de la mañana cada día, sin excepciones y sin mi consentimiento. E se miércoles no fue la excepción. Si me permiten opinar, diría que la parte más complicada de todo inicio de día es levantarse ya que en ese pequeño instante de vida vuelves a nacer, a ser tirado de cabeza a la realidad, donde sientes que el mundo está ahí, frente a tus ojos, para joderte un poco más. Bajé de la cama y me dir i g í al comedor donde me esperaban una aguapanela con pandebono que me comí en par patadas. Tenía que llegar rápido a la universidad, alguna clase de ocho me esperaba, de ahí correría como todos los días hasta un restaurante casero que quedaba cinco calles arriba para meseriar un rato .