Entradas

Mostrando entradas de junio, 2020

MI PRIMERA BÚSQUEDA DE CAMELLO CUANDO TENÍA 18

Imagen
¡Casi le pego a todas! Según este reporte, yo estoy jodido y mi trabajo vale tres tiras de monda. Debí ser Hawker, eso suena elegante, como a superhéroe o personaje importante, aunque no tengo ni cinco de idea de qué va. Para doctor no tengo vocación: eso es como ser portero de fútbol. Cuando a la gente se le da la gana eres un héroe, cuando amanecen con el mico al hombro eres un villano. También debo reconocer que todos los trabajos de la columna izquierda son una agonía: mis respetos para quienes los llevan a cabo. Pero lo peor sería no pertenecer a ninguna de las dos listas.  Estar desempleado es la cagada, sobre todo en estos apocalípticos días. Bueno, realmente estar desempleado es la cagada en cualquier momento. Aunque gracias a mi trabajo (uno de los “no esenciales”) no he dejado de cobrar mi cheque ni un segundo. Sin embargo, no siempre fue así. Muchas veces me vi de brazos cruzados, y tuve que rebuscarla y camellarla en lo que fuera para garantizar mi papita. Esta foto me hizo

EL CELULAR MÁS MONSTRO QUE HE TENIDO (2020)

Imagen
No solo diré que mi segundo celular fue él número 2 (el primero que tuve fue un ladrillo reagresivo que ni siquiera está enlistado, pero un pelín más moderno que el número 1), sino que les contaré la historia de cómo esa panela demostró ser la máquina más monstro que he tenido. Siéntense, bebida en mano, y nos fuimos… Como por 2002, en un época de farras al cien, me fui a echar una polas por la 45 con 30, ahí cerquita de la Nacho (¡viva mí U no joda!) después de clase. Creo que a eso de las 10 pm mi parcero, de quien me reservo el nombre para que vean que puedo guardar secretos (pero tú sabes quién eres “doctor” je je je) se le ocurrió parchar a una fiesta a la que había sido invitado, solo que tenía pereza de ir porque tocaba viajar hasta la quinta porra. Party es party, y esa hora y ya prendos, pues qué carajos… Apenas me dijo, yo respondí: ¡Nos fuimos de farra! De pura lámpara, sin invitación y de colado. Llovía ligeramente (es Bogotá, siempre llueve ligeramente), y empezamos a boli