ROCKADELIA (2005)
2+2=5 Las paredes del bar son anillos de humo grasiento, hay charcos de cerveza sobre las mesas, trapo en mano las meseras luchan contra los regueros entre los grupos eufóricos de personas. En el rincón derecho se encuentra Daniel, quien por lo visto espera a alguien, mientras un feedback perdido se aclara en lo que parece un arpegio de guitarra, anudado a un charles continuo, pegajoso, cuadrado dentro de la rítmica convencional. Una reverencia absoluta se levanta con la melodía, las voces se elevan y se unen a la de Tom Yorke quien llena los pequeños espacios entre las notas y los cuerpos: los acerca con esa voz sedosa y arrastrada que transpira. Por un instante Daniel piensa en pedir algo de tomar, pero contiene la lengua detrás de los dientes: lo mejor será esperar. El aire gana peso y por su cabeza desfilan imágenes del Kamasutra con la tipa vecina. El ritmo desciende y la soledad los atrapa a todos: el diablo hace su propio camino. El puente acaba y desencadena un frenes