INGRATITUD (2010)
Por el retrovisor se
ven dos ojos enfurecidos, dos ojos llenos de venas, de pasión, de venganza, de
temor y burla.
- No fue intencional.
- Eso ya no importa -contestan desde
atrás.
El vidrio frontal se
llena de sangre; un chorro inmenso surge del pecho del conductor, justo en ese
pequeño lugar donde queda el esternón, atravesado por un rústico filo, casi
romo, que requirió de una fuerza descomunal para destrozar su objetivo.
- Ahora sabrás cómo se sienten mis
ruedas.
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